23 de agosto 2020: Lugo y camino a casa...

 

Hoy me despiertan los primeros rayos de sol del amanecer y al abrir los ojos quedo fascinada por el paisaje que me ofrece el ventanuco de la parte elevable de la furgo... El sol comienza a asomar por los acantilados que rodean al Sil justo en frente de nosotras viéndose reflejado como una cinta dorada que corona al río en su transcurrir. La belleza es efímera y dura los minutos que tarda el sol en ascender por el horizonte. 


Durante el desayuno varias nutrias asoman sus cabezas mientras nadan buscando su propio desayuno. Nuestros compañeros de aparcamiento se zambullen en el frío río disfrutando como nosotras del entorno.




 No sin cierta pena, nos alejamos del lugar en busca del ansiado Mirador de los Balcones de Madrid, que ahora, por fin, ya lo tenemos cerca. En 15 minutos llegamos al pueblo de Parada del Sil y desde allí a pocos metros, se encuentran los miradores. El sitio es muy visitado, pero las vistas que ofrecen los balcones, lo merecen. 




 De allí nos vamos a buscar el Monasterio de Santa Cristina, al que se puede acceder fácilmente andando por pista desde los Balcones, pero al que nosotras accedemos con coche debido a la cojera de Gemma. No debería costar más de unos diez minutos, pero el navegador está hoy un poco perezoso y nos hace dar unas cuantas vueltas.

El Monasterio cuenta con una preciosa iglesia románica del siglo XI con una nave central estrecha y alta coronada por unos arcos apuntados y un precioso rosetón labrado, ya del principio del gótico. De la parte del monasterio sólo se conservan parte de las salas de dos de los lados que rodeaban al claustro central y una torre que servía tanto para llamar a los fieles a la oración como de vigilancia. 


Este Monasterio fue centro de referencia esclesiástico durante muchos siglos, hasta que el siglo XVIII cayó en desuso pasando a ser utilizado como granja. Ahora está en plena restauración y están haciendo una gran obra.






Ya se nos ha hecho más de la una y como queremos ir pronto a Lugo,  nos vamos a ver si encontramos un sitio para comer. En Parada de Sil hay un solo restaurante, que es a su vez supermercado, panadería y centro de ocio nocturno. Todo un poco mezclado entre sí... Nos sentamos en la terraza y elegimos un par de platos de la escasa oferta que tienen... Ahora estamos solas, pero en poco rato empieza a llenarse de gente y el camarero comienza a agobiarse y a correr de un sito a otro como gallina sin cabeza... Se detectan carencias por todos los lados, pero conserva cierto encanto de lo rural tratando de adaptarse a las nuevas circunstancias.

Compramos vino de la tierra y empeñada gallega para llevar y nos vamos camino de Lugo para encontrarnos con Alba.

Allí nos tomamos unas Coca Colas mientras nos ponemos al día de los cambios de vida que acontecen... Alba está feliz en su primer puesto de trabajo, nos alegramos! 


A las ocho nos vamos ya de camino a Huesca... queremos hacer algunos km hoy para no pegarnos mañana la gran paliza. Llegamos a Villafranca del Bierzo, pueblo que nos sorprende por su magestuosidad. Acampamos al lado Del Río... última noche en nuestra maravillosa campervan... Por el momento!!!

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