21 de agosto 2020: Petroglifos de Campo Lameiro

 

Hoy tocan petroglifos en Campo Lameiro, a solo 17km de donde nos encontramos, pero la mañana amanece lloviendo y la pereza se apodera de nosotras y tardamos en despertar. El amanecer es accidentado, estar en una furgo pequeña cuando llueve, no es lo más cómodo, pero poco a poco nos vamos organizando y por fin partimos con destino a Campo Lameiro, ya con el sol empezando a asomar.

Es el centro arqueológico más importante de toda Galicia y recoge multitud de petroglifos sobre piedra de granito de la edad de bronce (2000 años antes de Cristo). El edifico que recoge el centro de interpretación es una mole de cemento bastante fea, pero la verdad que la explicación que alberga está cuidada y muy bien presentada, nos ha gustado mucho.

Después de dedicar al menos una hora a la visita virtual, nos vamos a recorrer el paseo por el monte que te va llevando por los distintos petroglifos. Hay hasta 10 puntos, pero en ocasiones algunos de ellos albergan varias piedras talladas. Es una colina sobre la que se asentó un poblado hace unos 4000 años, allí han encontrado restos de su civilización, como vasijas, herramientas, armas y hasta joyas! Alguno de los petroglifos están muy bien conservados, especialmente aquellos que han estado bajo tierra y no han sufrido la erosión del viento y la lluvia. El que se indica con el número dos es el mejor de todos ellos, un gran ciervo con una enorme cornamenta y varias flechas clavadas en el lomo. 

 


 Este motivo está rodeado por otras escenas de caza y dibujos abstractos en forma de espirales, que abundan en este yacimiento. 


A estos motivos abstractos no han sabido darles explicación los científicos y te dan a entender que eran dibujados cuando el artista entraba en trance gracias a las plantas alucinógenas que consumían...  A nosotras nos parece que se pueden relacionar con el sol o incluso con la forma en la que construían las vasijas con tiras de barro que iban añadiendo una tras otra en forma de espiral... 



Gemma hace la mitad del recorrido, ya que es monte arriba y le dicen que la segunda parte puede estar resbaladiza. Yo hago todo y no lleva más de una hora, merece la pena hacerlo completo porque el paseo es muy agradable entre bosques de encinas y pinos y algunos de los petroglifos están muy bien conservados.

 Hacia el final se puede observar la representación de un poblado. 

Cuando acabamos son ya las 3, así que decidimos buscar un sitio para comer en el pueblo. Acabamos en Casa Tito, en la plaza, comiendo una ensalada de pulpo, chipirones y ternera gallega.

Mientras yo me echo una dulce siesta, Gemma conduce hasta Canbados, si sí, ya puede conducir, aunque despacio y poco rato, pero a mí a estas horas, me va de perlas!!

A Canbados no pensábamos dedicarle mucho más de un paseo, pero la verdad es que es un pueblo que nos cautiva y pasamos ahí toda la tarde. Es la cuna del vino Albariño y está rodeado de viñedos. 

El pueblo tiene un casco histórico precioso, con calles amplias y empedradas y casas antiguas de piedra bien conservadas. Además de multitud de iglesias!



  Todo el casco conduce a la gran bahía que recorre Canbados, que hace de puerto pesquero donde se encuentran atracados barcos de todos dimensiones. Nos encanta el ambiente marinero. A la orilla de la bahía se encuentra El Barrio Santo Tomé, donde se agolpan las preciosas casas de piedra de los marineros. Es un pequeño barrio de calles intrincadas que ofrecen unas imágenes hermosísimas en cada rincón. 

 



Por un largo pasadizo se puede alcanzar la Torre de San Saturnino, que se encuentra parcialmente derruida. Fue una torre de vigilancia que se mantuvo en uso durante varios siglos y que la final, un terremoto derribó. El paseo a la pequeña isla que acoge la torre, bien merece una visita. 



 De la visita del barrio marinero nos vamos a ver al menos uno de los múltiples pazos que pueblan esta zona, el pazo de Ferfiñan, que se encuentra en las afueras del pueblo. Nos deja impresionadas también el lugar... una enorme plaza rodeada de una imponente edificación de piedra en forma de ele y enfrentada por una preciosa iglesia románica dan un ambiente al lugar muy atractivo. Multitud de bares cierran la otra esquina. Hay mucha gente paseando, pero más que agobiar da ambiente festivo al lugar. 




Con cierta pena, dejamos Cambados, este pueblo merece una visita más prolongada, pero se nos echa el tiempo encima y aun son unas cuantas las cosas que queremos ver...

Esta tarde estaba en nuestros planes ver también Combarro, pero no llegamos a tiempo. Tenemos que buscar un sitio para llenar agua y vaciar aguas sucias y ya un lugar para pernoctar. Como los que están más pegados a Combarro no parecen tener buena pinta, nos quedamos en una playa más alejada, pero mucho más tranquila. Mañana madrugaremos para llegar prontito a ver el pueblo y poder partir hacia el Cañón Del Río Sil.

La playa de Samieria es rocosa y estrecha, pero muy bonita. Tiene unos parkings pequeños para aparcamiento que por la noche son invadidos por autocaravanas y furgonetas. Tienes que pagar dos euros para Cáritas por pernoctar aquí.

Nos damos un paseo por el paseo que conlinda la playa y nos preparamos una estupenda cena acompañada de Ribeiro de la zona para irnos a gusto a descansar.

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