16 de agosto 2020: de Ribadeo al Cabo Ortegal

 

Intentamos madrugar para ver la playa de las Catedrales al amanecer, pero esta cama y lo bien que se duerme en la caravana nos vuelve un poco perezosas. Gemma se levanta con dolor en todas las articulaciones, e ir andando a la playa se le hace cuesta arriba... 

 

La verdad que esta playa merece su fama, como no! En este recoveco el mar ha ido horadando la montaña y ha creado increíbles formaciones rocosas con unos colores y unas formas que nada tienen que envidiar a la mejor obra de arte. Cada uno de los motículos supone una escultura digna de admirar, con orificios grandes y pequeños, entradas y salidas e increíbles colores que va dejando el agua con sus embistes. La playa hay que visitarla en marea baja, porque en marea alta el agua se hace dueña de las formaciones rocosas modelándolas a su antojo. 







 

Visitando la playa admiramos la fortaleza de un chico que va en silla de ruedas sobre la blanda arena empujando él mismo la silla... hay gente increíble a la que no le frena nada!!

Después de la visita nos espera un copioso desayuno en las inmediaciones de la playa gracias a la visita del panadero del pueblo que ha encontrado una fantástica fuente de ingresos en las autocaravanas que aparcan en la playa. Los productos son recién hechos y saben a horno de leña, retornándote a la infancia.

De ahí nos vamos a Mondoñedo, cuidad de 4000 habitantes que bien merece una visita. Es ciudad porque así fue declarada por la sede episcopal ya en el siglo XII. Es capital de provincia y sede episcopal y gracias a ello tiene una preciosa catedral que mezcla estilos románico en su planta y en su construcción, gótico, que se manifiesta en un gran rosetón central y barroco en su culminación. Además, la plaza donde se ubica es muy hermosa. 

 

 

Esta villa nos encantó porque entremezcla la belleza de sus monumentos con un cierto ambiente decrépito de una importante ciudad venida a menos, lo cual le dota de autenticidad, es difícil de explicar pero la ciudad tiene más encanto gracias a eso. Son muchos los edificios que amenazan ruina y otros tantos los que ya han caído... 

 

Nos vamos paseando al pintoresco barrio dos Muiños o la pequeña Venecia, como le llaman algunos debido a la cantidad de canales que cruzan sus calles. Muiños significa molinos en gallego y de ahí los canales que traían el agua Del Río para el trabajo diario. El paseo es muy agradable, las casas están bien cuidadas en esta zona y el ambiente es muy de pueblo pequeño con la gente haciendo vida en la calle.





Nos gusta mucho la visita a esta ciudad y por eso le dedicamos bastante tiempo, así que ya se nos hace medio día cuando salimos de ahí, de modo que decidimos parar a comer en el próximo “view point” que nos marca el Park4night. Hasta ahora, esta aplicación nos está llevando a unos sitios espectaculares, y de nuevo, no nos defrauda. Paramos en la Praia de Fontao en Cervo. Una pequeña y preciosa cala que nos dejó con la boca abierta. Sitio espectacular para disfrutar de una estupenda empanada gallega con un hermoso tomate de nuestro huerto.



De allí ya tomamos camino para alcanzar el punto más septentrional de España: Cabo Estaca de Bares, aunque antes nos tuvimos que parar a echar una siestuqui en Viveiro después de tan opulenta comida...

El cabo de Estaca de Bares es impresionante. Un lugar ventoso y escarpado que te pone los vellos de punta cuando te asomas a su precipicio. Es un saliente de tierra que parece que nunca se acaba, pues se estrecha y se estrecha adentrándose en el mar, como si quisiera alcanzar el otro extremo, allá por las Américas!! 


 



De ahí nos vamos por la enorme bahía que forman ambos cabos a ver el segundo saliente de tierra, el cabo Ortegal, que pertenece al municipio de Cariño. Este cabo es más austero, conciso e imponente. Tiene una gran altura y unos acantilados que quitan el hipo. Vemos alucinadas, como unos percebeiros se acercan a las rocas para recoger su cosecha... vaya oficio complicado y arriesgado, es digno de quitarse el sombrero. 



 

Como está lloviznando, decidimos que hoy puede ser un gran día para probar la famosa comida gallega, así que buscamos un buen sitio en TripAdvisor. El primero, en pleno cabo de Ortegal, es un pequeño chiringuito con unas vistas increíbles, pero está a tope, así que buscamos otro en el pueblo de Cariño y acabamos cenando en el Bar Cariño del pueblo de Cariño y claro, con tanto amor, no podíamos menos que disfrutar de una amorosa cena... Probamos los berberechos fritos, que nos encantaron, así como el pulpo y los chipirones. Productos de la tierra que nos quitan el sentío!! 



 

Lo malo de cenar en restaurante es que luego tienes que buscar el sitio para dormir a oscuras y sin ningún tipo de orientación visual... menos mal que de nuevo contamos con la aplicación, aunque a veces se vuelva un poco loco con la cobertura!

Esta vez nos lleva a una playa paradisíaca (algo que descubriremos a la mañana siguiente): Praia de Fornos, donde vemos que hay otras 2 o 3 caravanas, así que decidimos acampar aquí. Las olas del mar mecen nuestro sueño y nos hacen disfrutar de una noche de dulces ensoñaciones...

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